"Is There Anybody Out There?" no es solo otro blog de música; es una expedición arqueológica sonora que desentierra tesoros musicales sepultados por el tiempo y el olvido. Con la pasión de un detective y el corazón de un poeta, el señor X se sumerge en las profundidades de álbumes que, aunque fundamentales, han sido injustamente relegados a las sombras de la historia musical prometiendo sacudir el polvo de esos vinilos olvidados. Cada entrada es una odisea que nos lleva de vuelta al momento en que estos discos vieron la luz, desentrañando las circunstancias que los vieron nacer y el eco que dejaron en el mundo. El blog no se conforma con reseñas superficiales. Aquí, la música se disecciona con el cuidado de un cirujano y se analiza con la minuciosidad de un científico. Pero no te equivoques, no es un ejercicio frío y académico. El señor X inyecta en cada palabra la pasión de un fan y la narrativa cautivadora de un contador de historias. "Is There Anybody Out There?" es más que un nombre; es un grito de guerra, un llamado a todos los amantes de la música a unirse en esta cruzada por redescubrir las joyas perdidas del panorama musical. Es una invitación a abrir los oídos y la mente, a sumergirse en sonidos que quizás pasamos por alto la primera vez, pero que merecen una segunda, tercera y enésima escucha. En un mundo saturado de listas de reproducción algorítmicas y éxitos prefabricados, este blog se erige como un faro para aquellos que buscan algo más profundo, más auténtico. Es un recordatorio de que detrás de cada disco hay una historia esperando ser contada, una pieza del rompecabezas cultural que merece ser encajada. Así que, si alguna vez te has preguntado si hay alguien más ahí fuera que aprecia la música como tú, que busca significado en cada nota y poesía en cada acorde, la respuesta es un rotundo sí. Y ese alguien te está esperando en "Is There Anybody Out There?", listo para embarcarse contigo en un viaje musical que promete ser tan emocionante como revelador.

miércoles, 30 de abril de 2025

PROXIMO ESPECIAL 15 DE MAYO 2025 "Supertramp – Crisis? What Crisis?"

Crisis? What Crisis? es el cuarto álbum de estudio del grupo británico Supertramp, publicado por la compañía discográfica A&M Records en septiembre de 1975. El álbum, que contó con la producción de Ken Scott al igual que en Crime of the Century, fue el primer trabajo del grupo grabado en los Estados Unidos, con varias sesiones organizadas en los A&M Studios de Los Ángeles. Obtuvo un éxito inferior a Crime of the Century al llegar al puesto veinte en la lista británica UK Albums Chart y al puesto 44 en la estadounidense Billboard 200.

No te pierdas los BOOTLEGS, especialmente el MASTERIZADO por el Sr.X

 

lunes, 14 de abril de 2025

ESPECIAL ABRIL 2025 "PINK FLOYD "ANIMALS"

Animals: La Furia de Pink Floyd Contra el Mundo



Lanzado en enero de 1977, Animals es el décimo álbum de estudio de la icónica banda británica Pink Floyd. Este disco conceptual no solo muestra una evolución en su sonido respecto a Wish You Were Here, sino que también ofrece una crítica mordaz a la sociedad inglesa y al mundo industrializado de la época.

El álbum fue grabado en los estudios de la banda, Britannia Row, en Londres, en medio de un ambiente tenso. Durante la producción, comenzaron a surgir las primeras señales de conflicto interno que, años más tarde, llevarían a la salida de Roger Waters.

El álbum tuvo una gran acogida en el Reino Unido, alcanzando el número dos en ventas, y también fue un éxito en Estados Unidos, donde llegó al puesto número tres de la lista Billboard 200. Aunque solo permaneció en las listas estadounidenses durante seis meses, sus ventas constantes le han valido la certificación de platino en cuatro ocasiones.

En 1975, Pink Floyd decidió dar un paso importante y compró un edificio de tres pisos en el número 35 de Britannia Row, en Islington. Hasta entonces, habían disfrutado de tiempo ilimitado en los estudios de EMI a cambio de un pequeño porcentaje de sus ventas, pero ese acuerdo había llegado a su fin. Para seguir teniendo un espacio propio donde crear, transformaron el edificio en su propio estudio de grabación y almacén. La remodelación fue un proceso largo que ocupó gran parte de 1975, pero finalmente, en abril de 1976, la banda comenzó a trabajar en su décimo álbum de estudio, Animals, dentro de su recién inaugurado estudio.

Temas

«Pigs on the Wing 1» Waters Waters 1:25

«Dogs» Gilmour, Waters Gilmour, Waters 17:03

«Pigs (Three Different Ones)» Waters Waters 11:25

«Sheep» Waters Waters 10:25

«Pigs on the Wing 2» Waters Waters 1:23

41:41

Personal

Pink Floyd

David Gilmour — guitarra, bajo, voz, talk box, sintetizadores, voz principal en la primera mitad de "Dogs".

Nick Mason — batería, percusión.

Roger Waters — bajo, voz principal en el resto de canciones, guitarra acústica y guitarra rítmica.

Richard Wright — órgano Hammond, piano eléctrico Wurlitzer, piano eléctrico Fender Rhodes, clavinet Hohner, gran piano Yamaha, sintetizador ARP, Minimoog, coros.

Producción

Pink Floyd

Brian Humphries — ingeniería de sonido.

James Guthrie — productor de remasterización.

Roger Waters — diseño de portada.

Storm Thorgerson — diseño de portada (organización).

Aubrey Powell — diseño de portada (organización), fotografía.

Nick Mason — gráficos.

Peter Christopherson — fotografía.

Howard Bartrop — fotografía.

Nic Tucker — fotografía.

Bob Ellis — fotografía.

Rob Brimson — fotografía.

Colin Jones — fotografía.

E.R.G. Ámsterdam — diseño del "cerdo inflable".

Doug Sax — remasterización.

Snowy White — guitarra líder en "Pigs on the Wing" (sólo versión 8-pistas).

Reediciones

Animals se lanzó originalmente a través de Harvest Records en el Reino Unido y de Columbia Records en Estados Unidos, aunque fue reeditado en CD en 1985 y en Estados Unidos en 1987. En 1994 se volvió a reeditar con una remasterización digital (CD) y nueva presentación​ y como LP digitalmente remasterizado en 1997.​ Ese mismo año se lanzó una edición especial por el 20.º aniversario de su lanzamiento en Estados Unidos, seguido de una reedición de Capitol Records en el año 2000.​ El álbum también se incluye en las cajas recopilatorias Shine On y Oh, By the Way de 2007 y en la serie de relanzamientos Why Pink Floyd...? de 2011, tanto en la caja como en un CD de edición 'Discovery' independiente..

En una entrevista de abril de 2020, Waters dijo que había presionado para el lanzamiento de un vinilo remezclado y remasterizado de Animals de James Guthrie , pero que había sido rechazado por Gilmour y Mason. En junio de 2021, Waters lanzó un comunicado anunciando un nuevo lanzamiento con mezclas estéreo y surround 5.1. Waters citó una disputa con Gilmour sobre un conjunto de notas escritas por Mark Blake como la razón del retraso, y publicó las notas rechazadas en su sitio web. El remix fue lanzado el 16 de septiembre de 2022, en vinilo, CD y Blu-ray, El 7 de octubre de 2022 se lanzó una edición limitada de lujo desplegable con las copias en vinilo, CD, Blu-ray y DVD del remix, además de un libro de 32 páginas. El 16 de septiembre de 2022 se lanzó exclusivamente a través de Acoustic Sounds un SACD híbrido multicanal de los remixes estéreo y surround. La banda lanzó el remix de 2018 de «Dogs» como sencillo digital el 22 de julio de 2022. La reedición alcanzó el puesto número 21 en el Billboard 200 (su mejor posición desde marzo de 1977).






"Animals": El álbum que marcó un cambio en Pink Floyd

Enero de 1977. Londres es fría y gris, pero en el estudio de Britannia Row, Pink Floyd está ardiendo. No es la euforia creativa de The Dark Side of the Moon (1973), ni la introspección melancólica de Wish You Were Here (1975). Esta vez, la banda está furiosa.

Roger Waters ha estado mirando el mundo con desencanto, y lo que ve no le gusta: un Reino Unido podrido por la desigualdad, una sociedad dividida entre explotadores y explotados, un sistema que convierte a las personas en simples engranajes de una máquina cruel. La rabia es el combustible de Animals, un álbum que, bajo su metáfora animal, es un grito de protesta disfrazado de rock progresivo.

El concepto de Animals está inspirado en Rebelión en la Granja, la novela de George Orwell. Waters toma la idea y la lleva más lejos: divide a la sociedad en tres arquetipos animales.

Los perros: implacables ejecutivos y empresarios, agresivos, competitivos, siempre al acecho.

Los cerdos: la élite política y religiosa, corruptos y condescendientes, gobernando con hipocresía.

Las ovejas: la masa obediente, explotada, resignada a su destino hasta que un día despierta.

A diferencia de los anteriores álbumes de la banda, donde las letras eran más abstractas o poéticas, aquí Waters no se guarda nada. Su pluma es ácida, su voz escupe las palabras con resentimiento, y la música—pesada, oscura, agresiva—acompaña el golpe.

Pink Floyd ya no suena etéreo ni cósmico. No hay largas exploraciones espaciales como en Echoes ni delicadas melodías como en Wish You Were Here. Aquí todo es más afilado, más tenso, más inmediato.

"Pigs on the Wing" (Partes 1 y 2): Un respiro en el caos, un pequeño tema acústico que, en el fondo, es una historia de amor en medio del desastre.

"Dogs": El plato fuerte del álbum. Diecisiete minutos de cinismo y desesperación. David Gilmour brilla aquí: su guitarra ladra, gime, se retuerce. La letra describe la vida de un perro de negocios, siempre en busca de presas, hasta que la vejez lo alcanza y muere solo.

"Pigs (Three Different Ones)": Waters se burla de los poderosos con su tono más sarcástico. Su bajo es punzante, los sintetizadores de Wright se vuelven burlescos, y la guitarra de Gilmour se enrosca en riffs venenosos.

"Sheep": La oveja que despierta y se rebela. El ritmo acelera, la canción explota en una tormenta de teclados y guitarras. El final es apoteósico: "Bleat, bleat, bleat!", grita Waters, y la revolución comienza.

Pero detrás de la música, las cosas no iban bien. Waters empezaba a tomar el control absoluto de la banda, y la tensión con Gilmour y Wright era palpable. Wright, que había sido clave en el sonido de Floyd, casi no contribuye en este álbum. Gilmour, aunque brilla en la guitarra, se siente relegado. El ambiente era frío, distante, y sería solo un adelanto del caos que vendría con The Wall (1979).

Aun así, Animals es un triunfo. No vendió tanto como The Dark Side of the Moon, pero su impacto fue enorme. Era un disco incómodo, un golpe a la realidad, un reflejo de una banda en su punto más crítico y de una sociedad al borde de un colapso.

Para promocionar el álbum, Pink Floyd organizó una sesión de fotos con un enorme cerdo inflable sobrevolando la Battersea Power Station. Pero algo salió mal: el cerdo se soltó y terminó flotando por el cielo de Londres, causando el caos en el tráfico aéreo. Una metáfora accidental, pero perfecta para un álbum que desafiaba el orden establecido.

Hoy, Animals sigue siendo un disco de culto. Su sonido áspero y su mensaje siguen resonando, quizás más que nunca. La sociedad sigue dividida entre perros, cerdos y ovejas, y la rabia de Waters sigue siendo tan relevante como en 1977.

In the Flesh Tour

En 1977, Pink Floyd emprendió una de sus giras más ambiciosas hasta la fecha: In the Flesh Tour, la serie de conciertos que promocionaba su álbum Animals. Fue una gira intensa, grandiosa en producción, pero también el principio del colapso interno de la banda. Para Roger Waters, esta experiencia fue tan amarga que inspiró The Wall (1979), el álbum donde plasmaría su alienación total del público y de sus propios compañeros.

La gira se dividió en dos partes:

Estados Unidos y Canadá (enero – julio de 1977)

Europa (enero – marzo de 1977)

A diferencia de giras anteriores, la producción de In the Flesh fue descomunal. Pink Floyd ya no era una banda psicodélica tocando en teatros oscuros; eran gigantes del rock progresivo, y su show lo reflejaba.

El Espectáculo

Se usaron enormes pantallas y efectos visuales más elaborados que nunca.

El famoso cerdo inflable de la portada de Animals apareció en escena.

En algunos shows, lanzaron ovejas inflables al público.

Los altavoces cuadrafónicos creaban un sonido envolvente único.

Sin embargo, todo este despliegue visual no evitó un problema fundamental: la audiencia de Pink Floyd había cambiado. Ya no eran solo oyentes de rock progresivo atentos a los matices de cada canción. Ahora había un público más joven y eufórico, influenciado por el auge del punk, buscando algo más visceral. Muchos no prestaban atención a la música, gritaban en los momentos equivocados y lanzaban fuegos artificiales en pleno concierto.

La tensión llegó a su punto máximo el 6 de julio de 1977, en el Estadio Olímpico de Montreal. Waters estaba harto de la multitud ruidosa y de la falta de conexión con el público. En medio del concierto, un fan insistente se acercó demasiado al escenario, y Waters, en un acto de pura frustración, le escupió en la cara.

Este fue el punto de quiebre. Para Waters, la barrera entre la banda y el público se había vuelto insalvable. Se sentía aislado, distante, prisionero de su propio éxito. Esa sensación se convertiría en la semilla de The Wall, la historia de un músico que construye un muro metafórico entre él y el mundo.

Si bien la gira fue un éxito financiero, a nivel interno fue desastrosa.

Rick Wright se volvió aún más distante del grupo, sintiéndose marginado.

Nick Mason estaba físicamente agotado por la intensidad del tour.

David Gilmour empezó a sentirse incómodo con el dominio creativo de Waters.

De hecho, Gilmour llegó a un punto en el que se negó a tocar en los bises de los últimos conciertos, harto de la rutina y del ambiente tóxico.

Tras la gira, Waters no pudo olvidar lo ocurrido. Se obsesionó con la idea de la alienación y de la barrera emocional entre el artista y el público. Poco después, presentó a la banda dos conceptos para un nuevo álbum:

The Wall

The Pros and Cons of Hitch Hiking (que luego lanzaría como solista en 1984).

Pink Floyd eligió The Wall, y así nació el álbum más ambicioso de su carrera.

La In the Flesh Tour fue mucho más que una serie de conciertos: fue el evento que rompió a Pink Floyd emocionalmente y marcó el rumbo de su futuro. Sin ella, The Wall no existiría, y sin The Wall, la historia de Pink Floyd sería completamente diferente.

Al final, la ira y la frustración de Waters se convirtieron en arte, pero también en el principio del fin para la banda.

BOOTLEG

PINK FLOYD OAKLAND 1977




1 Sheep
2 Pigs On The Wing (Part 1)
3 Dogs
4 Pigs On The Wing (Part 2)
5 Pigs
6 Shine On You Crazy Diamond (Parts 1-5)
7 Welcome To The Machine
8 Have A Cigar
9 Wish You Were Here
10 Shine On You Crazy Diamond (Parts 6-9)
11 Money
12 Us And Them
13 Careful With That Axe, Eugene
14 Blues
Live at Alameda Coliseum Oakland, CA U.S.A May 9, 1977
Live At Olympic Stadium Montreal, Quebec, Canada July 6, 1977 (track 4 of Disc 3)

La noche en que Oakland flotó con Pink Floyd (9 de mayo de 1977)

El aire en el Oakland Coliseum la noche del 9 de mayo de 1977 estaba cargado de expectativas y un leve olor a hierba flotaba entre la multitud. Más de 15,000 almas se congregaron para presenciar a Pink Floyd en su gira In the Flesh, un espectáculo que prometía ser mucho más que un simple concierto: era una experiencia sensorial, un viaje alucinante a través del sonido, la luz y la mente.

Aquel 1977 era un año convulso. Mientras el punk explotaba en el Reino Unido con su energía cruda y visceral, Pink Floyd se encontraba en su propia odisea sonora, impulsados por la rabia y la alienación que sentían hacia la industria musical y el mundo en general. Animals, su más reciente álbum, había sido una bofetada a la sociedad, una feroz crítica dividida en tres figuras alegóricas: los perros, los cerdos y las ovejas. Y aquella noche en Oakland, todo cobró vida.

Cuando las luces se atenuaron, un murmullo expectante recorrió el recinto. De pronto, el inconfundible sonido de balidos electrónicos y sintetizadores envolvió a la audiencia. Era el inicio de Sheep, la primera pieza de la noche. La interpretación fue intensa y casi hipnótica, con Richard Wright moldeando sonidos etéreos mientras la voz de Roger Waters emergía de la oscuridad como un profeta desencantado.

Sin respiro, los primeros acordes de Dogs llenaron el aire, con David Gilmour en el centro del escenario, su Stratocaster lanzando notas precisas y letales como dagas. La pieza, de 17 minutos, fue una muestra del virtuosismo y la química de la banda. La audiencia se dejaba llevar por el vaivén de la melodía, a ratos serena y a ratos explosiva, mientras las pantallas proyectaban imágenes abstractas y distópicas que acentuaban la sensación de paranoia.

El momento más impactante de la primera parte del concierto llegó con Pigs (Three Different Ones). Sobre el escenario, Roger Waters parecía poseído por una rabia genuina mientras escupía cada línea de la canción con desprecio. Entonces, apareció el icónico cerdo inflable gigante, flotando sobre la multitud con ojos rojos brillantes, como un símbolo ominoso de poder y corrupción. La reacción del público fue instantánea: vítores, gritos y un éxtasis colectivo que convirtió el Coliseum en un hervidero de emociones.

Después de un breve intermedio, la banda regresó para interpretar casi en su totalidad Wish You Were Here, transportando a los asistentes a un nivel más introspectivo y melancólico. Shine On You Crazy Diamond fue una oda a Syd Barrett, el genio perdido de la banda. Gilmour, con su inconfundible fraseo de guitarra, parecía dialogar con el espíritu ausente de su antiguo compañero. La nostalgia impregnó el aire y, por unos momentos, miles de personas compartieron la misma sensación de pérdida y anhelo.

Cuando sonaron los primeros compases de Wish You Were Here, el estadio entero se unió en un coro espontáneo. No importaba si alguien tenía una gran voz o si desafinaba: todos cantaban desde el alma, sintiendo cada palabra como propia.

El cierre fue espectacular. Pink Floyd desató toda su artillería visual y sonora con selecciones de The Dark Side of the Moon. Money convirtió el Coliseum en un mar de cuerpos en movimiento, con su inconfundible riff y su ritmo pegajoso. La banda, perfectamente sincronizada, demostraba por qué eran considerados los arquitectos del sonido progresivo. Luego, Us and Them sumió a la audiencia en un trance hipnótico, con saxofón flotante y teclados que parecían venir de otra dimensión.

Finalmente, tras una explosión de luces y efectos visuales psicodélicos, Pink Floyd se despidió con Eclipse. No hubo palabras de despedida, solo la música hablando por sí misma. Y cuando la última nota se desvaneció en el aire, el público quedó en un silencio reverencial antes de estallar en aplausos interminables.

Cuando la multitud comenzó a dispersarse, una sensación de incredulidad flotaba en el ambiente. Lo que se había vivido esa noche en Oakland no era solo un concierto, sino una comunión colectiva con algo más grande que todos los presentes. Pink Floyd no solo había tocado música, había construido un universo sonoro, un espejo donde cada persona pudo verse reflejada por un instante.

Años después, quienes estuvieron allí seguirían recordando aquella noche como una de las más grandes en la historia del rock. Y es que en 1977, en Oakland, Pink Floyd no solo ofreció un espectáculo; tejieron una experiencia que, para muchos, sigue resonando en algún rincón de su memoria.

REMASTERIZADO POR EL SR.X, DISFRUTA DEL MEJOR SONIDO DE LA GIRA "IN THE FLESH"

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